martes, 29 de noviembre de 2011

Mi salvación

Recuerdo que era sábado por la mañana, muy temprano. El sol recién aparecía por el horizonte y el cielo se caracterizaba por su belleza única al amanecer. Desde muy chica pasaba horas y horas contemplando el cielo. Me transmitía una paz inexplicable que no sentía en ningún otro momento. Era tan hermoso apreciar eso que nos da la naturaleza, eso que tenemos a nuestro alrededor y muchas veces no observamos. Todavía no logro entender a las personas que caminan a paso apresurado por la calle, por la vida, y no saben disfrutar lo hermoso que tienen. Es más, ni siquiera se dan cuenta de que lo tienen. Aunque tal vez, el mío era un caso especial.  Sabía que no tenía demasiado tiempo para respirar más aire puro y admirar el naranja del cielo, pero era la única manera de no pensar en el tiempo, ese tiempo que lamentablemente me iba llevando al fin.
Sí, estaba por irme a ese lugar que tanto me gustaba, el cielo. Padecía de cáncer y según los médicos solo un milagro podía salvarme.
Gracias a Dios, creo en los milagros y estoy segura de que fue eso lo que me permitió disfrutan los que era, según la medicina, mis últimos días de vida.
Por la tarde fuimos con mamá a la casa de una de sus amigas que yo aún no conocía. Sinceramente no salía mucho con mamá y a ella no le gustaba traer gente a casa, vaya uno a saber por qué. De todas formas, siempre ví a mi mamá como una persona fuerte, llena de coraje. Evitaba el tema de mi enfermedad constantemente, como si nada pasara, pero yo veía en sus ojos una enorme tristeza.
Nunca voy a arrepentirme de haber aceptado su invitación. Fue esa tarde la que cambió mi vida para siempre.
En esa estancia conocí a Celín, el chico más hermoso que jamás ví en mi vida.
Hablamos por un largo rato y le conté sobre el cáncer que invadía mi cuerpo, y aún más mi alma. Puedo jurar que fue la primera persona que no me trató distinto después de saber lo que me pasaba. Solo me dijo algunas palabras de aliento y yo misma le pedí que cambiáramos de tema. También me aseguró que cualquier cosa que necesite, podía acercarme a él, y así lo hice durante los próximos días, en los cuales nos veíamos muy seguido.
En un momento pensé que me estaba enamorando, pero traté de sacarme esa idea de la cabeza. ¿Quién iba a querer estar con una persona que en horas, días o meses, iba a morir? Creí que nadie. Hasta que un día fue él quien me declaró su amor.
Lo hizo de un modo cuidadoso, tratando de que yo no crea que lo hacía por lástima, cosa que le pregunté más de una vez y que me respondió negativamente cada una de ellas.
Nos pusimos de novios ese día, el más hermoso de mi vida. Por fin entendía que nada iba a quitarme la felicidad, ni aunque dure poco tiempo.
Cada rato que pasaba con él era único, especial. Cuando lo miraba a los ojos sentía amor, amor verdadero, un amor que nunca sentí, amor eterno. Y cuando me abrazaba, ansiaba con todo mi corazón que el tiempo se detuviera para poder estar así el resto de mi vida, junto a él. Con él mi mundo era de colores y solo quería sonreír.
Pasaron dos meses y las cosas empeoraron. Mi enfermedad era cada vez más grave y el momento de irme estaba llegando. Sentía pánico por saber que venía después, pero aún más por sabes qué quedaba acá. ¿Me iban a recordar o nadie se acordaría de mí?.  ¿Y ahora que no iba a estar más, que iba a pasar con todo lo mío, con mi gente, con el mundo?
Ahí entendí el sentido de la vida. Tarde, como siempre lo hacemos todos los humanos. Ahí fue cuando me arrepentí de pasar momento peleando con mi mamá en vez de decirle cuando la amaba. Ahí fue cuando quise volver el tiempo atrás y dejar de hacer cualquier cosa sin mucho sentido que estaba haciendo, para ver lo hermoso de la naturaleza. Ahí fue cuando me dí cuenta de que valía la pena madrugar para ver el amanecer todos los días. También fue cuando comprendí que si me hubiese dado cuenta de que algún día iba a llegar el fin, hubiese pasado más tiempo observando la lluvia con atención mientras pensaba en lo feliz que era, o podía llegar a ser. Pero era tarde, demasiado.
Él estaba ahí, junto a mí. Celín era lo que más necesitaba en ese momento y nunca se alejó, porque sabía que me hacía bien. Tenían que operarme y los médicos aseguraban que era una operación complicada. Me durmieron. Recuerdo que lo último que ví, fue el rostro de él y de mi madre. Los dos me apretaban las manos con fuerza y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Me dijeron que me amaba y que iba a estar bien. Cerré los ojos sin saberlo, y no supe nada más.
La oscuridad es un fenómeno temeroso, y más la oscuridad del alma, porque no hay nada, solo silencio. Te sentís vacío, no encontrás el camino, no encontrás la salida. Yo, por suerte, pude salir de la oscuridad.
Según lo que me contaron, fueron cuatro las horas en las que estuvieron interviniéndome. Abrí los ojos y ví la luz. Entendí, y sentí que todo estaba bien. Los médicos me había salvado, sí, pero estoy segura de que si mi alma no se hubiese llenado del amor del que se llenó en ese último tiempo, yo no estaría viva. Yo sé que el amor me salvó, y por eso, creo en él en todas sus formas. Creo en la esperanza y en los sueños. Creo en la vida. Creo en las soluciones. Creo en mí.
Hoy ya pasó mucho tiempo de eso y de verdad le agradezco a la vida que me haya puesto ese obstáculo, porque ahora nada es como antes. Ahora mis ojos no miran, ven. Ven el sentido de la vida y de cada cosa que me rodea. Ahora aprecio a las personas de mi entorno y todo el tiempo les hago saber cuánto las amo.
Con respecto a Celín, obviamente nos casamos, tuvimos hijos y hoy somos felices. Él me salvó y se lo agradezco todos los días de mi vida.
A veces una enfermedad, puede ser la cura de tu alma. Puede abrirte los ojos y el corazón.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Alguien me dice por qué?



Miro hacia al cielo y lo observo un rato
Y entonces entiendo qué pequeños somos
Y que grandes hacemos nuestros problemas.


Todavía intento descifrar porqué
¿Por qué las personas prefieren pelear antes que abrazarse?
¿Por qué en las escuelas se enseña a sumar antes que a amar?
¿Por qué existe gente sin nada y el “papa” lo tiene todo?
¿Por qué hay gente que busca guerra, sabiendo que es mejor la paz?


Pero nadie me responde, nadie me escucha
Todos tienen problemas que parecen ser más importantes
Y por eso lo escribo
Porque escribir es la única forma mostrar lo que mi alma quiere gritar.

domingo, 20 de noviembre de 2011






~ De chica creo en los sueños. Pienso que sin ellos la vida no tiene sentido. Porque… ¿para qué vivir sino es para cumplir algo que deseamos mucho, con el corazón?
Nunca entendí por qué los adultos parecen no tener sueños. ¿Acaso los tienen pero no lo demuestran? ¿Los encierran? ¿Los olvidan? ¿Qué hacen con esos sueños que tenían de chicos? ¿Se desvanecen?
Me da pánico llegar a ser adulto y verme vacía, sin sueños, sin ilusiones.


¿Qué se siente no tener nada por que luchar?
¿Qué se siente?

martes, 15 de noviembre de 2011

Demasiadas preguntas. Ninguna respuesta.


¿Quién soy?
¿Donde estoy?
¿Que quiero?
¿Cuál es mi destino?
¿Cuál mi desafío?
¿Qué busco?
…y qué voy a encontrar?
¿Es lo mismo una obsesión que una pasión?
Amar y odiar, ¿son sentimientos iguales de fuertes?
¿Cuales son mis sueños?
¿Cómo hago para cumplirlos?
¿Cuál es el camino?

~ SOLO QUIERO RESPUESTAS ~